Sauber ha querido reinventarse en todos los campos, y junto con una alineación de pilotos renovada de cara a este año, también está el lavado de cara a su monoplaza, algo normal para un equipo que el pasado año firmo su peor temporada de la historia, con un C33 bastante poco competivo que impidió al equipo lograr puntos, por lo que no pudieron pasar de la décima y penúltima posición del mundial de constructores.
Este año los pilotos elegidos para sustituir a Esteban Gutiérrez y Adrian Sutil han sido Marcus Ericsson, que llega a Sauber tras su paso por Caterham el año pasado, y Felipe Nasr, que debutará este año después de haber sido probador en Williams y rodar en algunas sesiones de libres en varios Grandes Premios en 2014.
De cara a este año, los ingenieros se han centrado en tres áreas que en 2014 fueron bastante críticas en el monoplaza: el paso por curvas lentas, reducir el peso y mejorar la estabilidad en las frenadas. El nuevo coche cuenta, entre otras cosas, con un nuevo morro para adaptarse a la nueva normativa, la parte trasera es más estrecha y se ha cambiado el diseño de los radiadores.
Al menos en la presentación, los pontones laterales son iguales que los que el equipo montó en la segunda mitad de 2014. Esta temporada, serán los únicos clientes de las unidades de potencia de Ferrari, debido a la desaparición de Marussia, aunque aun hay posibilidades de que encuentren un comprador.
En los entrenamientos de Jerez que comenzarán mañana, el equipo suizo pondrá en pista el C34 con varias piezas de su predecesor, hasta que puedan reemplazarlas por unas nuevas.
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